El cerdo, cuando se encuentra en estado salvaje, mantiene una alimentación omnívora a base de hongos, frutas, insectos, larvas, raíces, gusanos, ratones y restos de alimentos. Estos animales son capaces de encontrar alimento, gracias a su desarrollado olfato, hasta cuando aquel se encuentra enterrado un metro bajo tierra. El cerdo, cuando se alimenta en nuestra finca, conserva este instinto alimenticio propio de sus hermanos salvajes. Así es como puede llegar a medir entre 87 y 180 centímetros de largo, dependiendo (obviamente) el peso de esta longitud.
La comida que comen los cerdos afecta enormemente el sabor de su grasa y carne. Esto es debido a que los altos niveles de tanino de las bellotas son la causa de ese sabor único que caracteriza nuestros producto, que se dice es tan complejo como un vino maduro. Las castañas son, una buena fuente de fibra, carbohidratos complejos, vitaminas y minerales. Las cerdos aman las castañas y las bellotas, lo cual tiene una bonificación añadida de que son gratis y ambientalmente sostenibles.
Si, así es. Los cerdos alimentados a base de castañas, manzanas, bellotas y de hierbas, alcanzan las propiedades y dimensiones adecuadas. A partir de un peso inicial de entre 85 y 115 Kg, puede llegar a alcanzar los 180 Kg.
Con respecto a cuando comienzan los cerdos a ser alimentados con bellotas, en los últimos tiempos son los propios ganaderos quienes han estandarizado este plazo en pos de proporcionar, a los animales, una alimentación más equilibrada. Así, hoy en día, los cerdos comienzan a alimentarse con bellotas a partir de sus 10 meses de vida. Antes, con el fin de que los animales desarrollen bien su esqueleto, los gorrinos son alimentados con piensos de calidad. Evidentemente, la composición del conjunto de la dieta resultará de vital importancia a la hora de conseguir unos productos de alta calidad.